La autoestima constituye una herramienta personal de conocimiento, autoencuentro y autovaloración que se tiene de nuestra valía y se va formando en función de todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre nosotros mismos vamos incorporando a lo largo de la vida. Todas las impresiones, evaluaciones y experiencias que se experimentan se van acumulando y van conformando un sentimiento positivo hacia nosotros mismos o, por el contrario, un incómodo sentimiento negativo por no ser lo que nos gustaría ser. Un juicio poco realista y negativo de uno mismo puede ocasionar muchas decepciones y mucho daño y a lo único que nos puede llevar es a mantener un ánimo decaído y carente de optimismo, esto influye en nuestra forma de pensar y proceder ante la vida, por lo tanto aspectos importantes como la toma de decisiones y solución de problemas tienen como herramienta reguladora a la autoestima. Las personas que se sienten bien consigo mismas, que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver los retos y las responsabilidades que la vida plantea. Por el contrario, quien no desarrolla su autoestima tiende a autolimitarse, sentir que no vale las suficiente y, en determinada circunstancia perder el tren de las oportunidades, pudiendo fracasar ante oportunidades que se presentan y que posiblemente no vuelvan.
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